Queridos lectores, aquí os dejo mi nuevo microcuento. ¡Espero que os guste!
El tren se
puso en marcha. Creía que no llegaba ya que iba muy despacio, pero al momento
cogió rapidez. Me senté en el vagón y me puse a leer un libro para que el
tiempo pasara más rápido. En ese momento una señora se sentó a mi lado y yo la saludé pero se mostró indiferente.
Pasados 10 minutos llegó una jovencita que parecía estresada, la mujer que
tenía al lado volvió la cabeza como si no quisiera que ella la viera. Al
segundo la joven gritó: ¡ABUELA! y unos instantes después se echó a llorar. La señora se dio la vuelta y
dijo: Aquí estoy, perdón por esconderme pero…
es que no quiero irme de España. La joven secándose las lágrimas dijo: Abuela
confía en mí allí, en Italia, estarás mejor. La mujer asintió con la cabeza y
se levantó. La joven y la señora se
fueron como si no hubiera pasado nada. Cuando eché la mirada hacia el lado vi
un papel que seguramente sería de aquella señora, pero cuando intente buscarla
ya era demasiado tarde. Abrí en papel para ver si ponía alguna dirección pero
vi una cosa totalmente diferente… el papel era para mi. Estuve un momento
pensando como lo habría escrito, como sabía mi nombre…Al final de la carta
ponía la palabra que me hizo entenderlo todo, esa señora era mi abuela y la
joven era mi hermana, ya que tenía un gran parecido a mi. Nunca olvidaré
aquella carta de… mi abuela.
Este relato me gusta aun más que el anterior. Sigue escribiendo y sorprendiéndonos con tus relatos.
ResponderEliminarMuy interesante Lucía! Sigue así
ResponderEliminarMe quedé boquiabierto al leerlo. Gracias por compartir tan bellos pensamientos con los demás. ;)
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